''Espero que alguien cuide de mi cuando haya muerto''. Una de las frases sobre la muerte más contundentes, claras y estremecedoras que quizás jamás escuché. Si la frase en sí es bella, cantada por la brillante voz de Antony Hegarty, que recuerda a la maravillosa Nina Simone, puede dejarte con los pelos como escarpias. La siguiente media hora de disco será una pequeña antología sobre los temas que atemorizan a nuestro ser: El miedo a la muerte, el desamor, la ruptura, el miedo a morir solo. Antony Hegarty, afincado en Nueva York, es solo una frágil sombra en la oscuridad acompañado de unos simples rasgos de piano, inquietantes, sombríos.
Al escuchar su música y su voz, una de las mejores que posiblemente jamás oigamos, las apariencias desaparecen y nuestra propia vida pasa por delante de nuestros ojos, expectantes al oir de nuevo los sonidos que salen de la garganta del cantante Británico.
En su portada nos observa desde la distancia Candy Darling en su lecho de muerte, una foto que va, como no podía ser menos, al compás disco casi redondo. Podemos encontrar en la foto una mirada que nos evoca una fama efímera, una vida que parece no pertenecer a la personalidad que, en el momento de la foto, cae en brazos de la muerte.
Un disco lleno de brillantes colaboraciones, como la de Lou Reed a la guitarra y voz inicial en ''Fistful of Love'', que llena el disco con un toque soul. En otras canciones le acompañan Rufus Wainwright (What Can I Do?) o Boy George (You are My Sister, un brillante dueto que nos llevará a las lágrimas en más de un momento).
''Algún día creceré y seré una bella mujer, pero por hoy soy un chico'', canta a sus sueños de infancia Antony, que se considera, desde sus 6 años, una persona transgénero.
Sin intentar conseguir el éxito comercial, este I Am A Bird Now consigue, a estas alturas, reinventar el término ''música'' con delicadas líneas de violín y rasgos de piano. Esto le valió, entre otras cosas, a conseguir el apoyo de la crítica y el premio Mercury Music Prize en 2005, que lo elevó más alla de la estela indie de Arctic Monkeys y Franz Ferdinand. Quizá estas últimas representan más el panorama musical británico, pero nuestro inesperado ''I am A Bird Now'' nos da una nueva esperanza para el resurguir de la nueva y verdadera música, que en momentos parece que hemos perdido.
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