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Con Metallica en el escenario ya no hubo vuelta atrás, un despliegue de medios como hacía tiempo que no se veía por la capital, un montaje que sólo unos grandes como ellos son capaces de llevar. Pirotecnia, juegos de láser, fans enloquecidos y seis micrófonos de corte ‘vintage’ dispuestos a lo largo de todo el rectángulo que formaba en el escenario.
Supieron repartir muy bien la carga escénica para que la gente pudiera disfrutar de sus presencias de manera bastante equilibrada durante todo el recital. Gozaron de muy buen sonido y plasmaron de manera impecable un repertorio que alternaba concienzudamente los clásicos con los nuevos temas. No faltó ni sobró de nada. Metallica demostró una ves más porqué siguen y seguirán siendo la banda de metal por excelencia.
La banda tocará el martes de nuevo en el Palacio de los deportes con las entradas también agotadas en el que será su último concierto en Madrid en esta gira.
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