Música Clásica

Se llama clásica a la música surgida en el clasicismo o período clásico, el cual abarca desde el año 1750 hasta cerca del 1820.

La pertenencia a éste período no es el único motivo de su denominación, sino que por clásica también se entiende a la música culta, erudita.

Se trata de una expresión artística donde interviene una orquesta compuesta generalmente por instrumentos como violoncelo, clarinete, violín, piano, trompeta, guitarra, flauta, oboe, timbal y arpa, entre otros.

La majestuosidad y creatividad con que grandes maestros han compuesto y ejecutado partituras con tales instrumentos dio por resultado una música compleja pero muy emotiva y profunda.

A lo largo de su evolución, la música clásica se ha enriquecido de la mano de artistas inolvidables como Scarlatti, Beethoven, Haydn, Mozart, y otros como Verdi, Schubert y Tchaikovsky, que no pertenecen estrictamente al clasicismo sino más bien al período romántico (del 1820 al 1920 aproximadamente).

Valga la aclaración de que Domenico Scarlatti fue una de las figuras imprescindibles en la transición de la música barroca a la clásica, así como Beethoven fue la bisagra entre el clasicismo y el romanticismo.

Respecto a todas las expresiones del arte se puede nombrar su formal cronología, pero se vuelve más interesante retomar la parte subjetiva, hablar de la emoción y profundidad no sólo de una pieza musical, sino de la historia de vida que se esconde detrás.

Ludwig van Beethoven es considerado unos de los mejores compositores de la música clásica. Nació en Alemania como parte de una familia de campesinos y desde muy pequeño se dedicó a estudiar piano, incentivado y hasta quizás presionado por su padre.

Tiempo después, ya siendo un joven de 17 años, su madre murió de tuberculosis, su padre fue a la cárcel por problemas de alcoholismo y Ludwig debió hacerse cargo de su casa y sus hermanos.

A pesar de esta precoz responsabilidad, continuó con su profesión y como sabemos, hizo una carrera brillante en la música.

La gloria y el éxito se vieron sorprendidos por la pérdida de sus capacidades auditivas, aunque lejos de abandonar su camino, siguió componiendo en este período, por ejemplo, la famosa Quinta Sinfonía.

Transcurrió sus últimos años muy solo y completamente sordo. Finalmente falleció en Viena en el año 1827.

Quizás como consuelo, queda su expresión artística viva eternamente, transformando un momento cualquiera en la vida de quien lo escucha, en mucho más que sólo eso.